MONTA UN EUROVEGAS Y FÓRRATE
“Cuando un tonto hace algo de lo que se avergüenza, siempre explica que es su deber”. George Bernard Shaw
Se está corriendo la voz por el mundo de que los españoles somos tontos, tenemos políticos muy corruptos, y que los ciudadanos tragamos con todo, hasta el punto que cualquier imbécil ya se atreve a venir a reírse en nuestra cara. ¿De verdad que nos merecemos esto?
Resulta que ya tenemos salvapatrias versión 2012. Otro jeta más en la lista de tipos que viene a por el poco dinero, no que tenemos (que no tenemos nada), sino que nos prestan. Se huele la sangre en el mundo y los buitres vienen a España en busca de su bocado. Pero lo que está proponiendo el fulano éste de los casinos, lo puede hacer cualquiera.
Receta para forrarse (ya hemos dado una cuantas):
1) Buscar un país con políticos fácilmente corruptibles.
2) Buscar un país con rivalidades territoriales para que entre ellos compitan a ver quién es más patético.
3) Buscar un país que crea en los milagros y haya desterrado el esfuerzo como mecanismo de generar riqueza.
4) Buscar un país aficionado a los juegos de azar, que admire a la gente a la que le toca la lotería.
5) Buscar un país con un grave problema de empleo, donde con sólo decir que se va a generar empleo la peña bese por donde pises.
Se preguntará si hace falta tener dinero. ¡En absoluto! Bueno… un poco para aparentar que venimos a gastar, aunque luego no sea preciso soltar un solo euro.
Una vez elegido el país. Se presenta allí y comenta que quiere montar el equivalente a las Vegas en ese país y que está buscando suelo, pero que está en duda de si montarlo en un sitio u otro. También funciona si dice que va a montar Cabo Cañaveral, o una sucursal de la ONU.
Déjese agasajar a lo bestia. No escatime en gastos ajenos. Hay que dar la impresión de que nada en dinero. Por lo tanto, si le invitan a langosta, rechácela por no dar el nivel, y exija algo de más standing, servido por señoritas en top less que cantan fandangos en inglés.
Dude mucho. Manifieste que duda continuamente. Viaje a otro lugar. Reúnase con poltroneros autonómicos y exhiba su curriculum, de cómo montó lo mismo en otras repúblicas bananeras. Alegue trabas e incomprensión. Hable de puestos de trabajo como quien habla de los granos de arroz en una paella. Usted viene a generar 50.000 puestos de trabajo directos y 500.000 indirectos. De oca en oca y tiro porque me toca.
Si la inversión cuesta 2.000 millones, usted debe decir que le va a costar 6.000 millones y que necesita que los empresarios de la zona y la administración se mojen con un 50% o más. Como le van a dar por la cara 3.000 millones. De momento y, sin hacer nada, ya ha ganado 1.000 millones.
Ahora déjese regalar el suelo donde ubicará su “Sodoma y Gomorra” particular. Todo el mundo vendrá a este nuevo paraíso de ruletas y putas, donde además se pueden montar también tablaos flamencos o sardanas y castellers, dependiendo de quién pague la factura.
Ahora haga la prueba de fuego del Test de velocidad de bajada de pantalones de los políticos. Exija que cambien la ley de ese país a su medida. Sííííí!! lo que acaba de oír, a su medida. Por ejemplo, si no se puede fumar en ningún lugar público, que se pueda fumar en sus locales. ¿Lo flipas, colega? O que te quiten los impuestos que pagan el resto de los “gilipollas” empresarios de esa república bananera. Apártate un poco para que no te den con la hebilla del pantalón o la falda por las prisas en bajarse las prendas para tú realices algún acto de demostración de soberanía en su atribulado, pero ya muy ensanchado esfínter.
Y si la cosa no da dinero en esos primeros años, se larga dejando unos buenos pufos a otra república bananera, que ahora, con lo de la crisis, se están reconvirtiendo muchas.
Ahora, si usted es un pobre frutero que quiere abrir una frutería, la administración caerá sobre usted hasta asfixiarle. ¿Para qué construir una empresa que genere riqueza, si hay otras que se dedican a llevarse la riqueza que otros generan?
Bienvenido a la RBE la República Bananera de España. ¡Pasen y llévense lo poco que queda!
¿De verdad nuestra salvación es que un fulano venga a montarnos aquí, con nuestro dinero, las vegas versión maxicatetus, y a llevarse, de haber beneficios, el dinero a otro país? O alguien piensa que el angelico éste viene luego a “reinvertir” algo. Por Dios… ¡que somos el hazmerreír del mundo!
¿De verdad alguien me quiere hacer creer que no somos capaces de generar un polo de atracción de ocio y turismo de un estilo un poco más elevado que la cutrería de Las Vegas? Que está muy bien para que te cases a lo Elvis, y para que miles de ludópatas zombies aprieten una palanca con la que guillotinan los ahorros de una vida, o cientos de señoritas que soñaban ser estrellas de OT, terminen de bailarinas de barra, queriendo escribir con sus ilusiones rotas un Leaving Las Vegas.
La ludopatía es una terrible enfermedad que destroza vidas y familias, como para ser nosotros los instigadores de crear un “paraíso” para su cultivo acelerado en invernadero.
Tenemos uno de los mejores climas de la tierra, una ubicación privilegiada, una tradición hostelera consolidada, los mejores cocineros del mundo y, ¿tenemos que bajarnos los pantalones poniendo nosotros la pasta para que un fulano se la lleve montando lo que ampulosamente define como Eurovegas?
Proliferan los jeques que vienen a comprar clubes de fútbol, los analfabetos que presiden entidades de crédito, supuestos empresarios asiáticos que van a montar fábricas de coches eléctricos, aviones teledirigidos… todo con nuestro dinero. Les dan coartadas a los políticos (coartadas, y muchos sobornos), los políticos les avalan préstamos, cuando no subvenciones a fondo perdido. Ya lo intentaron en Ciudad Real, al lado del aeropuerto fantasma, también en los Monegros. Ahora el tío este en Madrid o Barcelona.
¿Os imagináis a este fulano yendo a decirle a la Merkel que le regale el suelo, le haga unas autopistas de acceso, le dé la pasta y cambie la legislación a su medida? ¿Verdad que no? Porque le mandaría a tomar por el …
¡Vale ya, colegas! Iros a reír de vuestra p. madre, que bastante tenemos con el lío en el que estamos.
Y cada vez que aparezca un jeta de éstos, le decimos que el metro de suelo vale a tanto, lo que nos costaría a cualquiera de nosotros, y que de dinero público y de cambiar la ley, nada de nada. Y entonces sí. A él, como a cualquiera que quiera invertir en nuestro país, le daremos la bienvenida.
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