OPCIONES
Hay numerosas, y poderosas, razones para salir del euro. Me preocupa, sin embargo, que la mayoría de quienes comparten esa posición no parecen contemplar otro horizonte que el de una reconstrucción de las instituciones y políticas que existían antes de la moneda única (un banco central con poderes, una política monetaria propia...). Creo que, frente a ello, cada vez somos más los que entendemos que una eventual salida del euro debe acompañarse del despliegue de apuestas radicales en la línea, ante todo, de la autogestión y la socialización.
Si se me permite una comparación, el maltrecho debate que me ocupa algo recuerda al registrado en relación con el llamado 'modelo islandés'. En Islandia se dio un paso valiente al rechazar la nacionalización de la deuda privada. Pero casi todo lo que ha venido después recuerda cabalmente a las convencionalísimas políticas de quienes no albergaban otro deseo que el de regresar a 2007. Corta apuesta parece ésa.
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