NECESITAMOS UNA IDEA DE PAÍS, SI NO QUEREMOS IR A LA DERIVA HACIA EL NAUFRAGIO. FERNANDO SÁNCHEZ SALINERO


NECESITAMOS UNA IDEA DE PAÍS, SI NO QUEREMOS IR A LA DERIVA

“El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación”. Otto Von Bismarck

Hace unos días tuve una de las conversaciones más interesantes del último año. Coincidí con una de las personas con mayor capacidad y visión más clara para solucionar problemas que conozco. El punto de vista que me transmitió, creo que debido a su experiencia internacional, me resultó muy interesante. Su conclusión: “sin una idea concreta de país, todo serán medidas aisladas, que no harán sino empeorar la situación”, y luego me repasó la historia reciente de España.


Una empresa, un país, un profesional, respecto a su carrera, necesita una idea clara que transmitir al resto del mundo para inspirar confianza y resultar atractivo a la hora de “atraer” recursos y riqueza. Todo lo que no sea mandar ese mensaje, es dar palos de ciego, esperando que uno de esos bastonazos rompa la piñata y caigan los caramelos.

Me decía que esto es válido tanto respecto a cualquier empresa, dado que triunfan las que ofrecen algo concreto, valioso, innovador, distinto, personal… como a un país.

Luego me invitó a reflexionar sobre la historia de España reciente. Su punto de vista se puede compartir o no, pero me hizo pensar.

Fernando -me dijo-, después de la guerra civil, en España mandaba Franco, un hombre con escasas (por decir algo) ideas de economía. Sólo pretendía mantener al país bajo su control y recluirlo en una especie de país agrícola/ganadero anclado en el pasado histórico-folclórico. Obviamente eso, en un contexto de modernización del resto de Europa, pasada la II guerra mundial, nos condenó a la pobreza. Llegando incluso a la posibilidad de colapso total, al no poder comprar, por ejemplo, más petróleo por falta de dinero.

Ante la información de un ministro sobre la situación de dependencia energética y falta de capacidad de compra, no le quedó otra que ceder a una “cierta modernización”. Y, entonces, creamos otra idea nueva de país. Le dijimos al mundo que éramos 3 cosas:

a)      Un país con mano de obra barata y paz social donde traer sus fábricas. Hoy hubiéramos dicho un país para deslocalizar en él industrias.

b)      La huerta de Europa, con calidad y buenos precios.

c)      Un país de turismo barato, un clima envidiable, mucho monumento histórico y mucho tipiquismo (toros, flamenco, paella…). Idea que se viene atribuyendo a la influencia de Fraga (al margen de otra serie de consideraciones).

Y así se implantaron muchas fábricas de todo tipo (coches, textil, calzado…), los paradores, miles de hoteles… Y la riqueza comenzó a llegar y se notó.

El primer gobierno de la democracia, con Suarez, tuvo un contenido casi exclusivamente político. Había que implantar la democracia, que no era fácil, y ese desconcierto y falta de seguridad, se trasladó a la economía, no se sabía económicamente hacia dónde íbamos, y la cosa se puso difícil.

Los siguientes gobiernos de González se centraron en la entrada en la Unión Europea (entonces CEE) y en el cambio de los hábitos políticos. Comenzó a entrar dinero a espuertas en ayudas. Nació la cultura de la subvención, del subsidio del paro, del enchufismo en la administración… Y, sobre todo, la del PELOTAZO. ¿Recordáis a Solchaga diciendo aquello de que España era el país donde era más fácil hacer dinero de forma rápida? Nació lo de “hay que tener carnet para colocarse”, que ya no abandonamos,  y las Comunidades Autónomas comenzaron a crecer y crecer. Los partidos políticos pasaron a ser una suma de varonías y oligarquías autonómicas y permitimos, para instalar el clientelismo, la hipertrofia institucional. Había mucho margen y entraba mucha pasta. España era un país que caía simpático. Las olimpiadas, la Expo, la movida… Era un país de moda. Pero eso dura lo que dura. La corrupción ya llegó a unos niveles muy preocupantes, institucionalizándose, y económicamente habíamos avanzado muy poco hacia la solidez.

Llegó Aznar y potenció el ladrillo (ahora vemos las consecuencias) y le pilló la época de la apertura del crédito a nivel mundial. Con lo que el supuesto “milagro económico español”, no era más que un gigante con pies de barro. Luego quiso jugar a montar centros de influencia mediáticos paralelos y opuestos a los que ya tenía el PSOE. No sólo no cortó la corrupción, sino que en sus áreas de influencia se consolidó, para ejemplo Caja Madrid. Al mundo le dijimos que éramos un país para invertir en ladrillo y todo lo que eso generaba, las plusvalías eran enormes y bastaba hablar con el alcalde o concejal de urbanismo de turno, para trincar, o con el consejero de cualquier comunidad, para llevarte suculentos contratos, cazo por medio. Como se movía tanto dinero, había pingües recaudaciones vía impuestos y demás subvenciones que seguían entrando.

Ésta fue la última pseudoidea económica de país, una idea poco afortunada y no sostenible. Con lo que se concluye que, no sólo se necesita una idea, sino que además esa idea tiene que ser buena. No vale cualquier solución cortoplacista.

Y entonces llegó Zapatero con su circo, y se encontró con la bolsa llena y un grupo de palmeros trincones. Sólo había que seguirle la corriente... Dedicó la primera legislatura a la memoria histórica, educación para la ciudadanía, el Estatuto de Cataluña, la alianza de civilizaciones, el matrimonio Gay y otras ideas políticas. Y, además, dinamitó el último soporte del desastre, permitiendo a las comunidades autónomas endeudarse, con lo que, no sólo abrió la caja de Pandora, sino que hizo irreversible el desastre. Su segunda legislatura la dedicó a buscar brotes verdes negando la crisis, presumiendo de bancos y cajas de ahorro, y a estar noqueado cuando ya le obligaron a tomar medidas, llegando a decir que la tierra pertenecía al viento. ¿Qué puede pensar cualquier inversor del mundo ante estas afirmaciones? ¿Alguien invertiría en una empresa donde el gerente dice estas cosas y uno de sus ministros cree que en dos tardes puede explicarle la economía?

Y entonces, llegó Rajoy, que es un señor con mentalidad de registrador. Hay que tener paciencia y empeño para aprobar la “oposición a presidente del gobierno” y luego a vivir. Para eso hay que tratar de no cabrear a nadie. Y cree, porque le obligan, que recortando lo va a arreglar. Ya se está viendo que no. Primero están recortando donde menos se ve (infraestructuras…), pero se comprueba que es insuficiente,  y a subir impuestos (algo que había jurado y perjurado no hacer). Ni una sola idea para generar recursos, como país, en 6 meses. ¿Alguien cree que aparecerán las ideas? Se necesita VISIÓN y LIDERAZGO.

Y, ¿cómo nos ven desde el exterior? Como un país sin rumbo. Como nosotros vemos a Grecia, para entenderlo. Con una estructura institucional insoportable económicamente, las comunidades autónomas, que ya el propio Mitterrand vaticinó a Tarradellas hace muchos años, que llevarían a España a la ruina, porque ni Francia se lo podía permitir. Un país en que hemos convertidos en “derechos adquiridos” situaciones mantenidas artificialmente en base a subvenciones, y en el que nadie quiere renunciar a sus privilegios, pero ve insoportables los del resto de la gente, que es como si en una familia de economía maltrecha, cada uno quisiera seguir despilfarrando y viviendo a todo trapo, pero viera los despilfarros de su hermano, injustificados e intolerables.

Como ves, desde el punto de vista económico, no hemos tenido demasiada suerte. Nos hemos gobernado como si el futuro no importase, y lo que tenemos son las consecuencias de esa actitud. Hemos desperdiciado mucho tiempo y muchos recursos. Los políticos creen que gobernar es el arte de permanecer en el poder, no de mejorar la situación de los pueblos…

Y mientras tanto, Fernando –continuaba-, el mundo no se detiene. Va a una velocidad terrible.

Me invitaba a reflexionar cómo vendería al resto del mundo la idea de España como país atractivo para invertir. ¿Cuál es la idea económica de España? ¿Qué ofrecemos en un contexto mundial? Urge la respuesta.

Si tuvieras 1.000 millones de €, ¿en qué invertirías en España? (Tópicos patrióticos o patrioteros aparte). ¿Qué le podemos vender al mundo que el mundo quiera comprar? Salvo excepciones muy puntuales y brillantes.

O le damos al mundo un mensaje claro y entendible o, simplemente, nos dejarán al margen de todo, convirtiéndonos en un país arruinado, incapaz de pagar sus deudas, que es mucho peor, que un país pobre sin deudas, porque la capacidad de reacción del segundo es mucho mayor.

En el próximo post contaré cómo me sugirió las posibilidades de crear una idea económica de un país, y el beneficio directo e inmediato para las pymes, y por ende, para toda la sociedad. Este post quizá ha sido demasiado extenso, pero no he sabido resumirlo más.

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