UNA HUMILDE PROPUESTA. PABLO BUJALANCE

UNA HUMILDE PROPUESTA

EN 1729, Jonathan Swift publicó un breve y polémico texto, titulado sencillamente Una humilde propuesta, en el que planteaba una solución radical y definitiva para la solución de la aguda hambruna que sufría Irlanda. El autor de Los viajes de Gulliver afirmaba que lo que debían hacer las familias pobres de sus país para salir adelante era vender a sus hijos a los ingleses como alimento (anotaba incluso algunas recetas para una fricasée o un ragoût), mientras que los más ahorradores "pueden desollar a los niños, con cuya piel, debidamente tratada, se podrán hacer formidables guantes para señoras y botas de verano para caballeros elegantes".

El tratado de Swift fue inmediatamente atacado por su obscenidad, y dos siglos después Breton lo incluyó en su Antología del humor negro. Pero algunos escritores de ciencia-ficción se tomaron luego muy a pecho la propuesta caníbal a la hora de pintar el futuro, y hoy día la actualidad sigue reclamando igual arrojo. Si el Gobierno de la Generalitat de Cataluña tiene problemas para dar la merienda a sus presos, la solución pasa, claro, por invertir los factores, así que son los presos quienes deberían convertirse en tentempié. Por muy mala pinta que tengan, convenientemente deconstruidos y con la ayuda del nitrógeno líquido, podrían pasar por excelentes pinchos de sashimi, empanadillas tiernas de laringe y albahaca o montaditos de hígado en tempura; todo muy en plan aperitivo. ¿Creen que sería difícil colocar después el producto en el mercado? No tanto. Piensen en la nueva discoteca Billionaire que Flavio Briatore presentó ayer en Marbella. Bastaría con poner a Beyoncé, a Julio Iglesias, a Fernando Alonso, a Kiko Rivera o cualquier otra amistad del empresario italiano a invitar a los selectos presentes a dar el primer bocado, y asunto resuelto. Habrá que esperar a la sentencia del juicio contra la cúpula de Bankia: si los señores consejeros terminaran entre rejas, menuda justicia poética.

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