JOSEP FONTANA
Josep Fontana i Lázaro es un
historiador español nacido en Barcelona en 1931. Es profesor emérito de la
Universidad Pompeu Fabra y miembro del Consejo Editorial de la revista política
Sin Permiso. Su libro Por el bien del Imperio. Una historia del mundo desde 1945,
ha sido considerado como uno de los mejores del año 2011 y una obra de
referencia para entender todos los acontecimientos históricos posteriores a la
segunda guerra mundial, la creación del estado de bienestar como respuesta al
fascismo y al totalitarismo, la guerra fría, la caída de la URSS, la
intervención de Estados Unidos en el mundo y la involución que se vive desde la
década de 1970 en derechos, bienestar social y democracia. A este podemos
añadir “La historia de los hombres” un compendio sobre la forma de hacer
historia en los siglos XIX y XX. Son algunas de sus obras que desde Utopía
recomendamos. Aquí tenemos una pequeña conversación donde nos cuenta alguna de
las claves de sus obras. Agradecemos estas palabras pues tuvieron lugar en
fechas previas a una intervención quirúrgica.
Son muchos los jóvenes que se inician en la
carrera de Historia con muchas inquietudes sobre su labor ¿Cuál debe ser el
papel de los historiadores hoy?
El papel de los historiadores hoy,
como siempre, es el de ayudar a entender el mundo en que vivimos, situándolo en
su marco evolutivo. Enseñar a lo que mi maestro Pierre Vilar llamaba “pensar
históricamente”.
Referente a la Historia que se hace hoy en España
y a uno de sus acontecimientos más traumáticos, ¿es posible hacer una historia
de la guerra civil española sin hacer política?
La guerra civil fue un
acontecimiento político –nada más propio de la política que el objetivo de
adueñarse del poder- de modo que lo que sería imposible sería hacer una buena
historia de la guerra civil al margen de esta consideración. Todo lo demás,
como tratar de reducirla a un problema antropológico de enfrentamiento gratuito
de violencias, como en ocasiones se hace, son intentos de esconder la realidad.
Recurrir al crack de la bolsa del 29 es habitual
para explicar nuestra propia situación, pero ¿realmente puede compararse la
crisis actual con algunas de las que ha vivido ya la sociedad occidental?
La crisis de 1929 tiene elementos
comunes con la actual, como el hecho de que en sus orígenes cuenten sobre todo
la codicia y la insensatez, pero estas coincidencias explican tan solo una
parte de la historia. Cada crisis tiene sus propias características y sus
propios culpables, de modo que necesitamos analizarla individualmente.
¿Cree que la crisis actual influirá en cambiar en
algo el modelo actual?
Lo que la crisis está haciendo es
confirmar el triunfo del modelo actual: el de un capitalismo depredador que está
conduciendo a una divergencia social creciente, con el enriquecimiento de unos
pocos y el empobrecimiento de los más.
En el actual contexto de crisis, ¿cuántos
peldaños separan a nuestro país de estallidos sociales como los griegos?
El malestar por los diversos
agravios se va acumulando, para estallar en el momento menos pensado, cuando un
incidente imprevisto prende la mecha. Pero si este estallido llega a producirse
entre nosotros, lo que ocurra va a ser algo mucho más serio que los sucesos que
se producen en la actualidad en Portugal o en Grecia.
Los movimientos de extrema derecha se están
extendiendo cada vez más en el actual contexto de crisis económica, a corto
plazo, ¿cree factible un aumento significativo de la ultraderecha en España?
Los movimientos de extrema derecha prosperan
cuando hay grupos interesados en financiarlos –sin dinero no hay milicias ni
caudillo- para destruir el marco político existente. Pero con una política tan
servil a los intereses de las empresas y de la banca como la de Partido
Popular, ¿quién necesita en España pagar
a una extrema derecha?
Junto con el descrédito de la política, se
produce también un ataque frontal al sindicalismo de clase, ¿considera que las
críticas a los sindicatos históricas españoles son justas?
Los sindicatos eran una pieza
esencial en una política que se basaba en la negociación social. De ahí que, a
partir de Ronald Reagan y de la Sra. Thatcher, se procediera a atacarlos y
destruirlos.
En “Por el bien del Imperio” exponía que históricamente,
las concesiones realizadas por las clases dominantes eran interesadas, para
conseguir paz social, ¿esto es aplicable actualmente
Esa es la gran diferencia de los
tiempos actuales. Si las reacciones sociales se reducen a manifestaciones y
protestas que pueden ser fácilmente controladas por la policía, sin que exista
riesgo alguno de un estallido colectivo que amenace el sistema, como se temía
en el pasado, ¿para qué seguir haciendo concesiones?
Con las reformas educativas previstas por el
ministro Wert, parece que las humanidades corren peligro. ¿Qué opinión le
merece la nueva reforma educativa que está previsto llevarse a cabo?
En la medida en que están pensadas
para enseñarnos a discurrir, a mirar el mundo con una visión crítica, está
claro que las humanidades son dañinas para la persistencia del sistema social
que se desea consolidar. Lo que se quiere del ganado humano es que aprenda a
trabajar y se habitúe a obedecer; la función de pensar está reservada a sus
pastores.
Respecto al caso catalán y los deseos de
independencia de determinados sectores…
Contestarle de manera adecuada las
preguntas acerca de Cataluña me obligaría a un discurso histórico y político largo
y complejo, que no puedo ahora desarrollar. Lo que le recomiendo es que parta
del hecho de que no todo es lo que parece, ni mucho menos.
En relación al estado español, uno de los temas
más controvertidos en la actualidad tiene que ver con la institución de la
monarquía. ¿Es viable a día de hoy pensar en el fin de la monarquía en España?
En la medida en que la monarquía no
es ya más que una liturgia carente de utilidad, lo que no entiendo es qué
sentido tiene conservarla.
¿Dónde han quedado las ideas de Marx?
Lo que Marx pretendió enseñar fue
un método de análisis crítico de la realidad económica y social, que él
aplicaba a su tiempo y al grado de desarrollo del capitalismo a mediados del
siglo XIX. Esto sigue siendo plenamente válido.
Lo que no tiene validez son muchas de las deducciones que hicieron por su
cuenta la mayoría de las escuelas que se atribuían la denominación de
“marxistas”, una caracterización que el propio Marx reprobaba.
¿Cuál es para el profesor Fontana su utopía
particular?
Más que utopías lo que tengo son
principios, y en el terreno de la política el fundamental es uno que expresó
concisamente el historiador Albert Soboul: “la mayor igualdad posible dentro de
la mayor libertad posible”.
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