¿VALDRÁ LA PENA? JUAN TORRES LÓPEZ


¿VALDRÁ LA PENA? 
Desde que se conocieron los resultados de las últimas elecciones andaluzas el debate que se abrió en el seno de las corrientes progresistas fue si Izquierda Unida debía entrar o no a gobernar. No oculto que yo defendí desde el primer momento que debería ser así por dos razones fundamentales. Una, que me parecía que esa era la forma de evitar que gobernase el PP abriendo al mismo tiempo una nueva etapa de políticas más avanzadas. Otra, porque creo que la izquierda pierde toda su credibilidad ante la sociedad si, cuando puede, renuncia a transformar el día a día del marco real en el que los seres humanos desarrollamos cotidianamente nuestra vida. No creo que valga eso de presentarse ante los demás como quien tiene la llave de un futuro mejor y luego desentenderse para dejar a otros la engorrosa gestión de un presente del que, al fin y al cabo, depende el bienestar o el sufrimiento de las personas.


Todavía hay quien me lo reprocha. Parece que los estragos que vienen provocando las política del gobierno de Rajoy, su ineficacia económica, el servilismo hacia los grupos oligárquicos, y su identificación con la extrema derecha más cerril que busca volver a las andadas del franquismo, no son suficientes para que algunas personas entiendan que la vida real no funciona en blanco y negro.

Hasta el momento, el gobierno del PSOE e IU se ha venido dedicando a lo que prioritariamente debía hacer: organizar la resistencia. No había que ser un lince para saber que debería hacer recortes porque no está en su mano incrementar a corto plazo los recursos para hacer las políticas que serían necesarias. Pero creo que ha sorteado con suficiente habilidad y sensibilidad social las principales dificultades que en este sentido se han ido planteado a lo largo del tiempo, y principalmente en la elaboración de los Presupuestos. Basta ver lo que están haciendo las comunidades gobernadas por el PP, o el gobierno central, y comparar.

Yo creo que la crítica al gobierno andaluz no puede basarse en que tiene que recortar para poder gestionar con menos recursos, como si eso fuese el resultado de una decisión propia. Lo que hay que poner sobre la mesa es si considera eso inevitable, cómo afronta la situación, cómo se plantea obtener más ingresos en el futuro inmediato, o con qué efecto distribuye las cargas no solo de ese recorte sino del conjunto de su acción política.

A mi juicio, la presencia de Izquierda Unida en el gobierno, y el cambio de sintonía que eso ha supuesto para un PSOE que estaba fatalmente acostumbrado a gobernar por inercia, está sirviendo para que en Andalucía se afronten los problemas con otra filosofía política y eso, de entrada, me parece muy importante. Como he dicho antes, nada mejor que ir a los hechos y comparar.

Lo que ocurre es que dentro de poco esa diferenciación entre la actitud del gobierno PSOE-IU y la del PP tendrá que ir adquiriendo sustancia y no podrá quedarse solo en las formas o en las intenciones.

Andalucía no está en condiciones de salir adelante si se deja llevar solo de la inercia, si cambian los pilotos pero se sigue avanzando por la misma vía, porque la dirección por donde ésta transcurre, y no solo la personalidad de quien conduce, es lo que hipoteca nuestro futuro.

El gran error de años anteriores ha sido creer que la solución de los viejos problemas de Andalucía (desvertebración, dependencia, desigualdad, desindustrialización…) se resolvían logrando una mayor integración en el entorno, sin tener en cuenta que éste, un capitalismo que empobrece a las periferias y la globalización neoliberal, son precisamente el problema y no la solución. Esta es la dinámica que hay romper y para ello hay que empezar ya a diseñar nuevas estrategias y a empoderar y movilizar mucho más a la gente con pedagogía, transparencia y mucha más participación ciudadana. Y ahí es donde yo veo, de momento, los mayores déficits del gobierno andaluz.

FUENTE: MAREA VERDE

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