RESPUESTA A SALA Y SUS SEGUIDORES
Esta nota
denuncia el comportamiento del economista Sala i Martín que en lugar de
referirse a los argumentos utilizados en mi crítica de su trabajo, responde a
mi último artículo (La promoción del ultraliberalismo en la televisión pública
catalana, Público, 14/03/13) con una campaña de calumnia, insultos y mentiras,
intentando desacreditar mi persona.
El día
14/03/13 publiqué un artículo en el que criticaba el programa Lecciones de
Economía de la Televisión Pública Catalana por su falta de pluralidad pues en
su programa, la única visión que se presentaba era la del economista Sala i
Martín cuyos supuestos ideológicos criticaba en aquel artículo. No es la
primera vez que critico el pensamiento ultraliberal de tal economista.
Siempre ha
sido su respuesta ante mis críticas el insulto personal, y raramente
contestando los argumentos y evidencia científica que muestro en mi escrito.
Esta vez, sin embargo, el insulto ha llegado a un nivel de mezquindad que
requiere una denuncia inmediata. Nunca pensé que llegaría al extremo al cual
esta persona es capaz. En lugar de referirse a los argumentos, él y sus
seguidores intentan desacreditarme mintiendo y manipulando notas de mi
biografía y, lo que me ofende profundamente, la de mis padres. Si no hubiera
sido por este último, no hubiera respondido, pero me ofende profundamente que
lleguen al extremo de mentir sobre mis padres.
He escrito
en mis notas biográficas que mis padres, maestros, fueron represaliados por su
compromiso con la República. Ambos fueron expulsados del Magisterio. Sala i
Martín y sus seguidores niegan que mis padres fueran represaliados, mostrando
como prueba de ello que cuando yo estaba de estudiante en la Universidad de
Barcelona tenía una beca que se daba a hijos de maestros.
La expulsión
de mis padres del Magisterio ocurrió cuando el Ejército fascista ocupó
Catalunya. Mi padre, a partir de entonces trabajó como administrativo en una
empresa privada. A mi madre también la expulsaron aunque le permitieron más
tarde ejercer de maestra.
El señor
Sala i Martín y sus seguidores también niegan que yo participara en la lucha
antifranquista. Tal calumnia es fácilmente demostrable pues hay muchas personas
en la vida política de Catalunya, miembros de la resistencia antifascista, que
pueden avalar este hecho. A final de los años 50 y principios de los años 60 la
resistencia se infiltró en el sindicato fascista SEU, creando el Servicio
Universitario del Trabajo (SUT) que tenía como objetivo poner en contacto a los
estudiantes con el mundo obrero. Yo era el que dirigía tal organización. El SUT
fue prohibido. El señor Martín Villa, jefe del sindicato fascista, me dijo que
sabían quién era yo y que nunca encontraría trabajo en España, forzándome a
irme del país en un momento en que una redada policial estaban deteniendo a
muchos de mis compañeros. En el exilio colaboré con el Partido Comunista,
colaboración que era ampliamente conocida por Santiago Carrillo con el cual me
unía una amistad y Manolo Azcárate, responsable de relaciones exteriores del
Partido Comunista en la clandestinidad. Esto es bien conocido porque Carrillo,
incluso en uno de sus libros, incluyó una fotografía de él conmigo.
La campaña
de descrédito personal, llega a unos extremos de mezquindad deleznable
mostrando la carencia de cualquier decencia y el comportamiento de tal
personaje. Si este señor está en desacuerdo con mi crítica, que responda,
argumento por argumento, que nunca hace y que deje de comportarse de una manera
repugnante. Agradecería a las personas demócratas que leen esta situación que
denuncien esta campaña mezquina mostrándola como lo que es, la falta de
argumentos que sostengan sus propuestas que están dañando a millones de
personas en nuestro país y en otros.
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