Dialéctica natura
La relación Hombre-Naturaleza ha sido compleja desde sus orígenes, el constante intento por parte de los hombre por dominar-la, ha provocado que durante los diferentes períodos históricos la naturaleza halla sido considerada como madre protectora, proveedora de alimentos. Los hombres y mujeres de la Prehistoria aprendieron a desarrollar sus capacidades y habilidades instrumentales, a obtener un rendimiento y aprovechamiento de la Naturaleza, recolectando, cazando, trabajando la tierra, etc.
En los comienzos de la denominada Edad Antigua el hombre seguirá temiendo a la Naturaleza, ese miedo se convertirá en frustración hacia lo desconocido y hacia aquello que no logra dominar, comenzará a gestarse un primer intento de dominación de la Naturaleza por parte del hombre, para ello desarrollarán ideas que generen una vinculación simbólica de ésta con la mujer.
La representación simbólica de lo natural asociado a lo femenino, aparece en las diversas tradiciones orales y posteriores historias primigenias de los diversos lugares poblados en el planeta. La racionalización del mito pretendida en Grecia conllevaba un desprestigio de lo divino en cuanto a irracional, de la Naturaleza como incontrolable, el rechazo de lo rural, de lo privado, etc. así como su traslación ideológica a la esfera simbólica de lo femenino. La exaltación de lo racional, de lo controlable, de lo urbano (concepto de ciudadanía) como símbolo de lo masculino capacitado para modificar el orden natural y evitar el caos.
Se inicia y justifica la dicotomía sexo-género a través de los textos jurídicos, médicos, históricos, etc. se anula la presencia femenina de las diversas sociedades que comienzan a fraguarse y que serán consideradas de gran relevancia socio-cultural a lo largo de la historia y de las que hoy nos sentimos orgullosos herederos. Las diversas religiones que se suceden a lo largo de la historia como instrumento creado por hombres para dominar a la especie Hombre en general y a las mujeres particularmente, dándoles un papel como meras reproductoras, despojándolas de toda cualidad, capacidad, habilidad o aptitud; las religiones, en especial las monoteístas, conceden a la feminidad la culpa y la duda constante, han de ser vigiladas y protegidas, el sexo femenino ha de ser excluido-recluido.
La dicotomía bien-mal se trasladará de lo religioso a lo terrenal y a lo largo de la historiografía se ratificarán los conceptos: bueno-malo/ racional-irracional/ masculino-femenino. La Edad Media, la vuelta a lo irracional, a la naturaleza indomable, al caos, a la oscuridad, la ruralización del mundo conocido, donde las catástrofes se sucedían por causas medioambientales o castigos divinos, el hombre ya no controla aquello que le rodea, el ciudadano de pleno derecho pasa a siervo, se somete a una autoridad o poder superior, la mujer aparecerá en la literatura caballeresca como causa de conflictos o moneda de cambio para paliarlos.
La necesidad de expandirse y lograr el dominio del mundo por parte del hombre, ese antropocentrismo mítico que se despoja de la naturaleza y pretende someterla, para ello el hombre logra acaparar la esfera pública a través del resurgir de una nueva ciudad, en la que se concentran los diversos poderes, como paradigma de la racionalidad, la masculinización del universo y la exaltación de la esfera pública símbolo de lo masculino, de lo moderno y racional que pretende un constante avance científico que requiere una práctica aséptica (sin que intervengan sentimientos y creencias).
Se conforman así dos esferas, una pública-masculina (racional-científica) y otra privada-femenina (irracional-espiritual/sentimental). Durante los siglos xvii y xviii se logra despojar a la mujer (al sujeto mujer) de su significado y por tanto dejará de tener significante, será anulada. La mujer como mero objeto aparece en la Historia, es necesaria para el progreso, su función reproductora la hará resurgir en otro momento de conflicto entre el hombre y la naturaleza, el siglo xix; la presión de la humanidad sobre el medio natural debido a la industrialización generó la necesidad de matizar el discurso mantenido por los hombres durante siglos: ahora la mujer era necesaria, así que debía abandonar su reclusión en el ámbito privado y debía someterse a la esfera pública, pero al no ser imprescindible el sujeto mujer, ésta debía estar constantemente vigilada por el sujeto o la autoridad masculina.
El objeto mujer, aparece en la historiografía, teniendo sólo deberes y obligaciones pero sin ningún tipo de derecho (se utilizaba las condiciones laborales e higiénicas en las que se encontraban las trabajadoras industriales para reclamar mejoras para todos los trabajadores en general, en contadas ocasiones se reivindicaba algo exclusivamente en beneficio de la trabajadora, caso de las asociaciones sindicales o partidos políticos que pretendían contar con el apoyo femenino pero no querían favorecer y concederles la participación activa y de pleno derecho). Excusándose en la incapacidad, la falta de instrucción y uso del raciocinio de las féminas se les impidió nuevamente tener acceso al poder, a la esfera pública.
La manipulación durante siglos, en especial el siglo xix y xx de la idea-símbolo de la mujer como sujeto y objeto ha sido constantemente encubierta desde diferentes espacios y posiciones ideológicas, supone un esfuerzo y un coste muy alto, en especial para las propias mujeres que deberemos revisar y sobrescribir la Historia, nuestra visión que aún siendo impuesta la hemos asumido/aprehendido como propia. Quizás habrá que modificar el concepto de Historia para que el sujeto y objeto mujer pueda identificarse y ser identificado tanto a nivel simbólico como real por hombres y mujeres.
La concepción dicotómica y dual del mundo deberá ser cambiada, para ello habrá que perder el miedo a lo desconocido, a lo incontrolable, al hecho de no progresar constantemente, de no poder dominar la naturaleza; todo esto que frustra al hombre y lo lleva a destruir y anular todo aquello que le rodea; sino, miren a su alrededor y cuestiónense si todos los esfuerzos por mejorar nuestro entorno y calidad de vida pertenecen a la atribuida y maquiavélica frase: el fin justifica los medios. Permítanme trasladarles algunas de mis dudas existenciales ¿Cuál es el fin? ¿Cuáles son los medios? ¿Qué, Cómo, Cuándo, Dónde, Por qué, por y para Quién se justifican?
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