GRATUIDAD DE LOS LIBROS DE TEXTO
Llega el mes de Septiembre. La estación veraniega languidece y la mayoría de las familias pone fin a sus vacaciones, que en nuestro país se concentran en los meses estivales. Se retorna a los hogares y a los quehaceres habituales. Muchos padres y madres ya miran con el rabillo del ojo el inicio del curso escolar, pensando cómo hacer frente a los numerosos gastos que se avecinan.
Entre estos ya no figura, al menos para las familias con hijos matriculados en los Institutos de Educación Secundaria (IES) andaluces, la adquisición de los libros de texto.
Y es que el presente curso escolar 2008-2009 supone en Andalucía la implantación total del programa de gratuidad de los libros de texto en los IES, iniciado el pasado curso en los niveles de primero y tercero y que se amplía este curso a los de segundo y cuarto. De acuerdo con dicho programa, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía se hace cargo del importe de los libros de texto de la totalidad del alumnado matriculado en cualquiera de los cuatro cursos que conforman la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). El procedimiento, grosso modo, es el siguiente: los padres y madres deben acudir al centro educativo donde se hallen matriculados sus hijos o hijas para retirar los cheques-libro que les correspondan; hecho esto, pueden acudir a cualquier librería para canjear dichos cheques por los libros de texto correspondientes.
En mi modesta opinión la puesta en práctica de este programa de gratuidad de libros de texto es una medida profundamente injusta desde el punto de vista social, que vulnera el principio de redistribución equitativa de la riqueza y los recursos. Y ello por una razón fundamental: no contempla la diversidad de niveles socioeconómicos de las familias andaluzas. Este programa, al beneficiar a todos y todas, resulta perverso: lo mismo da si una familia vive en la más absoluta de las estrecheces que si contempla la vida desde la atalaya de la bonanza económica.
La medida traza una línea única, uniforme e inequívoca: los libros son gratuitos para todos. No hay excepciones, no hay distingos entre favorecidos y desfavorecidos. Es como si todos los ciudadanos y ciudadanas que conformamos la sociedad andaluza nos encontráramos en las mismas circunstancias socioeconómicas.
A mi parecer más justo hubiera sido que a la hora de desarrollar el citado programa de gratuidad se hubiera establecido un determinado umbral de renta máximo, superado el cual no se tuviera derecho a disfrutar de los beneficios del mismo. Por otro lado, también se podría haber atendido de un modo más satisfactorio las necesidades de las familias más desfavorecidas previendo la gratuidad no sólo de los libros de texto, sino de todo el material escolar.
Desgraciadamente una vez más los políticos responsables del gobierno andaluz se han decantado por una medida populista, “facilona” y que difícilmente va a encontrar oposición alguna. Una medida que - permítanme pensar mal - parece más orientada a buscar el voto fácil con la fácil política del “gratis total” que a atender de una manera rigurosa las verdaderas necesidades de los ciudadanos y ciudadanas andaluces.
José Castillo Asencio
2 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que es una medida demagógica. Deberían existir dos umbrales de renta. Por debajo del primero se tendría la gratuidad, y por encima del segundo nada. Entre ambos, un porcentaje de descuento.
Al suponer un gasto anual enorme (por ejemplo, 25.000 euros en un IES de 200 alumnos) distrae fondos de otras partidas (el mismo centro no tiene cubierta la plantilla a 5 de octubre).
Se trata de medidas de tipo mediático dirigidas a la captación de votos. Un voto acrítico que no protestará por el hecho de que sus hijos no tengan profesor, aunque sí porque tarden en llegar los libros.
El reloj suizo sólo es espectacular cuando se analiza detenidamente, al primer vistazo es el reloj digital con sus lucecitas el que llama la atención.
Oliver Jurado
Estáis llamando Programa de Gratuidad y en realidad es un programa de préstamo temporal de libros, ya que éstos, al finalizar el curso, deben permanecer en el centro.
Yo desde luego prefiero comprar los libros y que se queden en casa para que mis hijos puedan repasar cuando quieran. Además, ¿por qué no implantan también la gratuidad del chandal, del calzado deportivo, etc...?
Pura demagogia barata en búsqueda de votos. Lo de siempre.
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