TRABAJO Y OCIO. SALVADOR PALMA

TRABAJO Y OCIO
Siempre he pensado en aquellas personas que fuera de su trabajo no entienden ni hacen nada y, cuando abandonan su jornada, si algo comentan es como continuidad de su ocupación. El constructor, por ejemplo, habla de la cubierta mal impermeabilizada o de la buena terminación de cualquier revoco; el agrónomo de las plagas o la conservación de algún fruto...

No quiero con ello insinuar que deba desatenderse el trabajo, ni que se pierda su amor por él; todo lo contrario, cualquier profesional debe tener la obligación de estudiar y ampliar conocimientos sobre su oficio velando por su calidad. Esto es una cosa y el no tener algo en que emplear el tiempo libre es otra.

Hay personas vacías por completo que son incapaces de leer cualquier publicación o de oír cualquier pieza musical, de colocar una cortina en su casa o, más aún y aunque parezca mentira, tener que llamar al vecino para cambiar una lámpara que fundió su filamento. Estas personas faltas totalmente de creación, inmovilizan su sentido y desaprovechan la oportunidad de manejar el inmenso ramo de tantas y variadas cosas repartidas por el mundo. A ellos, el descanso, que aducen solamente a la inactividad absoluta, se les transforma en monótono, pesado y aburrido; encuentran largas su vacaciones y, pasado unos días, piensan volver al trabajo para regular su vida, logrando con ello su único entretenimiento.

El ocio, el descanso, lo entiendo cambiando de actividad, medio ineludible de alimento a la existencia, leyendo, coleccionando, construyendo un barquito o decorando su habitación. Así se consigue una mente flexible y unas manos hábiles.Debe probar de ocupar su tiempo libre en algo que libere sus inquietudes (¡no cuesta mucho!), analizar algún resquicio interpretando un deseo, poner manos a la obra y pensar que no sólo de pan....

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