LOS
TRES MONOS MÍSTICOS Y LA TORTUGA
Me encantan las leyendas. Sobre todo sus
conclusiones. ¡Te dan tanto con tan poco! En una ocasión me contaron la de los
tres monos místicos. ¿No sé si han oído hablar de ella? La fábula nace de una
escultura de madera, que se encuentra en un santuario al norte de Tokio. Son tres monos, el mono que no oye, el mono
que no habla y el mono que no ve. Cuenta la leyenda, que los tres monos fueron
enviados por los dioses, como observadores e informadores, para conocer
lo bueno y lo malo de nosotros, los humanos. Cada mono tenía dos
virtudes y un “defecto”. El mono sordo, era el encargado de utilizar el sentido
de la vista para observar todo y transmitírselo al mono ciego mediante la voz.
Este mono, decidía la pena y trasladaba el mensaje al mono mudo, que era el
encargado de supervisar que la pena se cumpliese.
Hoy he soñado con los tres monos
místicos. Suelo soñar con las leyendas que me cuentan y ya saben que en esto de
los sueños, se cruzan personajes, lugares, tiempos, momentos, realidad,
ficción, utopía y posibilidad. He soñado que estos tres monos viajaban, por el
rio, en una vieja piragua de madera. Iban acompañados de una sabia tortuga. De
repente empezaron a hundirse. Los cuatro pensativos, comenzaron una “conversación”
profunda; el mono sordo le dijo al ciego, “nos hundimos porque vamos muchos
dentro de la canoa”. El ciego replico “no es el peso lo que hace que nos
hundamos sino el haber comido sin control y haber engordado en exceso”. El mono
mudo les escribió una nota que decía: “nos hundimos porque este sistema de
canoa es muy inestable y además no se está tripulando correctamente”. La
tortuga, en un momento de sosiego intervino “todos tenéis razón, nos hundimos
porque no deberíamos haber comido tanto, no teníamos que haber subido todos y
además este modelo de canoa es muy antigua e inadecuada, para navegar
libremente por estas aguas tan bravas.
Los tres monos místicos se quedaron
asombrados. Tras tres segundos de reflexión, el mono ciego y el mono sordo se
dirigen al mudo y le piden que desaloje a la tortuga de la canoa. Y este, en un
momento vertiginoso, coge le pega una patada en el culo y la expulsa de la
canoa. Continuando los tres con su discusión.
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