UN
CUENTO ALEMÁN
Hay historias que, por su poder
pedagógico, nos acompañan toda la vida. Para mí una de esas historias es la del
hombre que, en mitad de la noche, buscaba algo en la acera a la luz de una
farola; una vecina le preguntó qué buscaba, y el hombre le explicó que las
llaves de su casa. La vecina le dijo: «qué suerte ha tenido de que se le hayan
caído debajo de una farola». A lo que el hombre contestó: «no, no se me han
caído debajo de la farola, se me cayeron en la oscuridad, pero allí no se ve».
Daniel Khaneman, premio Nobel de
Economía, dice que «a menudo tenemos respuestas a preguntas que no acabamos de
entender». Es decir, que todos llevamos un tertuliano dentro. El truco que usa
nuestro cerebro es sustituir la pregunta que se nos hace por otra para la que
sí tenemos respuesta. Generalmente esa respuesta suele ser un cuento, una buena
historia construida con datos dudosos y lógica discutible, pero que tiene
sentido para nosotros.
La mayor parte de nosotros no somos
expertos en macroeconomía, ni grandes conocedores de la arquitectura legal del
euro; sin embargo, casi todos tenemos una opinión sobre lo que está pasando.
Por ejemplo, buena parte de la ciudadanía alemana, alentada por su prensa
sensacionalista, y no sensacionalista, está convencida de que España está en
crisis porque somos un país de fiesta y siesta, poco productivo, derrochador y
mal organizado. Y, de igual modo, están persuadidos de que ellos son los
pagadores de nuestro derroche y desorden. No es verdad, pero encaja en su ética
protestante.
Un reciente artículo de Monika Zgustova
recogía las palabras del líder de los socialdemócratas alemanes, Sigmar
Gabriel, en el Bundestag: «Es falso presentar permanentemente a Alemania como
el pagador de la Unión Europea: no somos un pagador neto, sino un ganador neto.
Desde la creación de la unión monetaria, Alemania ha ganado 556.000 millones de
euros más que los que ha destinado a ayuda financiera: somos el beneficiario
neto de la UE y esto hay que decirlo claro y alto».
Por desgracia, incluso los datos proporcionados
por un político alemán en su Parlamento, poco pueden contra la lógica del
cuento nacionalista. Hace unos días un supuesto experto español afirmaba en un
diario de Madrid: «Pedimos disparar con pólvora alemana. Y Merkel, presionada
por su preocupada opinión pública, lógicamente se niega. Antes quiere garantías
de que las economías del sur pueden repagar sus deudas y la UE es
económicamente viable». Un cuento fácil de creer pero que no encaja con el
medio billón de euros que ha ganado Alemania gracias al euro.
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