DESOBEDIENCIA 25 S. JUAN MANUEL LEIVA CARO


CAMBIANDO EL SISTEMA DESDE EL CORAZÓN

Si pretendemos tener éxito en cualquier acción social de verdadero cambio, y así dar pasos en la dirección correcta para poder liberarnos del control y sometimiento de la oligarquía, y que no venga a ocurrir como con el 15M, que se ha quedado todo en falsas expectativas y desilusión de cientos de miles de personas, necesariamente se ha de prescindir de la influencia o manipulación de los partidos políticos y de organizaciones “independientes” que se suman al frente de estas iniciativas. En ambos casos, es muy probable qué, bien directa o indirectamente estén al servicio de los intereses elitistas, y en cualquier caso, como así ha sido siempre, las élites van a disponer de elementos que se posicionen al frente de cualquier movimiento de cambio importante.


Para poder eludir este control y detectar, sin dejar el menor rastro de duda, las verdaderas intenciones de estos elementos intrusos, es necesario que nuestra demanda se centre en aquello qué tanto los partidos políticos (generalmente comandados por personas al servicio de la élite), como estas organizaciones del “bien común”, eluden por todos los medios que se modifique, osea, los fundamentos que sostienen este sistema oligárquico de poder, que en primer lugar usurpan, roban nuestra soberanía social, impidiéndonos constituir una verdadera democracia, que solo lo pude ser en participación plena y directa de cada uno de los ciudadanos en los asuntos sociales que nos afectan. Aquellos que se sitúan al frente de cualquier organización o movimiento social de descontento y reivindicación, y se oponen a reivindicar este primer derecho, o no hacen nada por que se restablezca, obstaculizando o demorando cualquier solución válida, a la vez que proponen y prometen grandes ideales, y tratan de contentarnos con múltiples y pretendidas conquista de derechos sociales, incluso cuestionando o criticando a las élites, pero eludiendo cualquier medida que vaya en pro de adquirir nuestra verdadera soberanía, de este modo, se identifican con sus verdaderas intenciones, osea, solo están para que nada de lo importante que sostiene este sistema se modifique. Si sabemos discernir sobre este particular, podremos seleccionar quienes de verdad están al frente de los intereses generales, quienes centran el esfuerzo, ahora, en lo único importante y prioritario, que es, restablecer un sistema que respete íntegramente nuestra soberanía, un sistema en el que no delegamos nuestro poder en nadie, nuestro derecho individual a decidir por nosotros mismos en las responsabilidades sociales que directamente nos afectan.

No podemos pretender que cambie nada si lo hacemos dentro de este sistema jerárquico, en el que una élite decide por todos nosotros qué hacer. Cualquier modelo ideológico, cualquier mejora, por más buena que sea, por más gente que reúna con nobles intenciones, no será posible llevarla a cabo si no se modifica el sistema jerárquico de poder de este mundo, si no cambia este sistema en el qué, nuestro primer error, es delegar en un determinado grupo de gente nuestra responsabilidad de decidir sobre cada uno de los asunto social que nos afecta directamente e individualmente.

El simple hecho de hacer esa primera y simple concesión, es el primer paso y fundamento de esta colosal farsa que son las políticas de este mundo y con ello todas las desgracias y calamidades que acosan a la humanidad y a la vida o equilibrio de este planeta, por tanto, primero que nada, hemos de cambiar el sistema cambiando esa actitud y reivindicando este derecho, luego podremos cambiar los modelos ideológicos de convivencia, pero ahora es vital centrar nuestro esfuerzo solo y exclusivamente en ese primer paso, en ese primer derecho, luego podremos pensar en que modelos de convivencia más nos interesa, que de este modo, sin duda alguna, sea cual sea el modelo elegido, siempre estará al servicio del bien común, pues ahora, los modelos de convivencia, las grandes expectativas ideológicas, se están utilizando para que nada cambie y lo que es peor, para enfrentarnos entre nosotros, culpándonos entre nosotros de nuestros problemas y desgracias, cuando la élite, verdaderos instigadores y causantes, se quedan al margen de toda responsabilidad, rentabilizando nuestros enfrentamientos en un mayor poder y dominación.

Mientras no se modifique este sistema jerárquico de obediencia incondicional e impositiva, las posibilidades de que cambien las cosas, de que cambie esta tendencia hacia el totalitarismo global son nulas. Confiamos en una jerarquía de poder que decide por nosotros, que aunque los elijamos libremente, es solo en apariencia, pues nos ocultan sus verdaderas intenciones, la información necesaria para elegir con objetividad y acierto, y se nos veta la posibilidad de participar en asuntos importantes que nos afectan a todos.

Cuando delegamos nuestra responsabilidad de decidir y elegir sobre nuestros asuntos, invariablemente e inevitablemente damos acceso al poder a gente que difícilmente van a poder servir al bien colectivo, y con ello, damos nuestra confianza a facciones ocultas de poder que desconocemos. Siempre ha sido así ¿Por qué pensamos que ahora confiando, eligiendo a este o aquel otro, a este o aquel modelo o ideología social, o confiando en estas o aquellas conquista o derechos sociales la cosa va a cambiar, o puede empezar a cambiar, y no pensamos qué todo puede ser otro juego de manipulación y engaño, como siempre ha sido, para perpetuar nuestra confianza en un poder que en realidad desconocemos, que nunca cambia de “dueño”, pero que continuamente van cambiando sus personajes o títeres, sus apariencias y sus ofertas embaucadoras e ilusionantes, en busca de nuestro apoyo, para confiar indefinidamente en este sistema que somete al mundo a una expoliación salvaje y a sus gentes en esclavitud?

No hay otra, o asumimos la responsabilidad de elegir directamente sobre nuestros asuntos, o esto nunca cambiará, y con toda seguridad, y en especial en estos tiempos, todo irá a peor. Cada vez más y más, hasta que definitivamente despertemos, aun después de la desesperación si fuera necesario, a la necesidad ineludible de ser dueños de nuestros destinos. Son estos los tiempos y este su signo.
Si la élite ve las cosas difíciles no van a dudar en proponernos y ofrecernos sustanciales ventajas o derechos sociales, e incluso nuevos y “maravillosos” modelos de convivencia a través de quienes lideran estos movimientos desde la traición. Concesiones que no son más que migajas, o espejismos, a las que difícilmente nos vamos a negar después de tenernos sometidos con sus diferentes técnicas de opresión, privación y miedo, y que vamos a ver como triunfos o avances importantes en nuestras lucha. Eso nos hará volver a confiar en ellos, a delegar de nuevo nuestra confianza, pero nada es útil, ninguna conquista en derechos sociales va a ser útil, ni nos va a liberar de esta situación, si primero que nada no conseguimos apartarles de las funciones de decidir por nosotros, y así recuperar nuestra soberanía secuestrada con estas falsas democracias, asumiendo de este modo la responsabilidad de elegir y decidir por nosotros mismo.

No se trata de cambiar políticas, ni derrocar a nada ni a nadie, ni de prescindir de este o aquel gobierno, se trata simplemente de desobedecer a aquel que pretende pensar y decidir por nosotros, hasta retomar cada uno de nosotros nuestro papel verdaderamente democrático de decidir libremente, directamente sobre nuestros asuntos, con el derecho a una información veraz, completa, sencilla y objetiva. Este cerco que se pretende hacer al congreso el 25S no puede ser de coacción o presión para sustituir a nada ni a nadie, ni para instaurar un nuevo modelo social de convivencia confiando en otras gentes para que lo lleven a cabo, pues estaremos exactamente en el mismo punto y continuaremos con el mismo problema. Esta presencia ha de ser, solo, en humilde reivindicación, solo, para que respeten ese primer derecho, solo, para decirles a nuestros políticos qué cualquier decisión que tomen ha de pasar por la aceptación de la mayoría social. Que no deben, ni pueden, tomar ninguna decisión que no venga respaldada por la inmensa mayoría social.

Por tanto, esta movilización debe de ser fundamentalmente de desobediencia a aquello que no venga aceptado por la mayoría, y no tanto de cambio. No quiere decir que no haya un modelo de cambio implícito, pero para que haya un modelo de cambio al servicio de todos, todos hemos de estar deacuerdo en ese modelo, y si primero que nada nos planteamos el cambio de modelo ideológico, puede ocurrir que hayan grandes diferencias entre nosotros, y nos pueden llevar fácilmente a las discrepancias y enfrentamiento internos, cuando hoy, más que nunca, lo que se requiere es unidad para afrontar un problema común que nos somete a todos por igual, que avanza implacable con un plan perfectamente perfilado, una grave amenaza para la humanidad hasta ahora desconocida y de dimensiones inconcebibles. Una responsabilidad que hemos de asumir, no solo por nuestros bienestar particular sino por responsabilidad ante el mundo en esta hora crucial, en qué, precisamente, hemos de sentirnos privilegiados por asistir al mayor cambio de paradigma social de todos los tiempos, en el que todos somo imprescindibles y todos estamos invitados a participar en esta oportunidad sin precedentes en el único modo en que puede hacerse: Siendo dueños de nosotros mismos, de nuestros devenir, asumiendo la única realidad que nos rodea: Ser en consciencia.

Nuestros políticos han de ser nuestros gestores, nuestros administradores, técnicos expertos que trabajan para la sociedad, pero no por eso quienes deciden lo que se ha de hacer. Ellos administran, organizan, gestionan, estudian las mejores opciones posibles, y, proponen, pero no disponen. ¿Imagináis que el gerente de una empresa, contratado por los socios propietarios de esa empresa, una vez asignado el cargo, hiciese lo que le viniese en gana, al margen de la voluntad de los dueños o socios? Por supuesto que en el ámbito de sus competencias, el gerente tiene una campo de actividad, de iniciativas y decisiones propias en la gestión administrativa y técnica de la empresa, pero quienes marcan la política general y deciden con qué objetivos se ha de llevar, son los socios, los dueños de la empresa, y esa función tiene que actualizarse cada día, o a cada momento que las circunstancias lo requiera. No tiene sentido que sea diferente, ninguna sociedad empresarial permitiría que fuese de otro modo, pues al igual en la gestión de un país. Los políticos no son los propietarios del país, son los gestores que administran, los técnicos o expertos contratados por la ciudadanía que estudian los diferentes problemas y que proponen diferentes soluciones a los socios, a las dueños del país, para que tengan la mejor opción posible de elección, de decisión, pero no eligen, no deciden, solo informan y proponen.

Por tanto, lo primero de todo, antes de plantearse cualquier modelo social de convivencia o ideológico, es restablecer ese derecho natural, como legítimos propietarios que somos cada uno de los ciudadanos de nuestro país. Las cosas, de momento, pueden continuar mas o menos como están, los cambios bruscos traen consecuencias bruscas y el principal problema es pretender desde un principio estar todos deacuerdo en los modelos a seguir, por buenos que sean, eso fácilmente nos pude enfrentar entre nosotros. Es necesario ir paso a paso, poco a poco, y cada paso, en firme y amplio consenso social.

También quienes tienen adquiridos ciertos privilegios en este sistema, como legítimamente adquiridos, se van a oponer con gran resistencia a cualquier modificación. Ahora no es ese nuestro principal problema, y también es cierto, que si nuestra economía funciona, si desarrollamos nuestro potencial productivo a su máxima capacidad, que lo puede ser con una carga laboral justa y equitativamente repartida, y por tanto fácilmente llevadera, nuestro problema de sostener esos derechos o privilegios es mínimo. Busquemos en primer lugar fórmulas entre todos para que esto funcione, elegidas y decididas por nosotros mismos, pero poco a poco, así todo puede ir evolucionando hacia una mejor situación para todos y más justa, aun manteniendo los estatus adquiridos, eso no quiere decir que no evolucionen hacia modelos más apropiados y justos, pero no pensemos ahora en derrocar a nada ni a nadie, pues nos puede llevar fácilmente al conflicto y la violencia en divisiones internas.

Estemos unidos ahora en lo único importante, en conseguir que se establezca ese elemental y legítimo derecho a decidir por nosotros mismos, y cualquier paso que se de a continuación ha de ser con gran respeto a los demás y a lo establecido. No vale ningún reacción de violencia, de rabia incontenida, o de desposeer a nadie, sino de resistencia pasiva en desobediencia. Así, todo puede evolucionar hacia una cambio progresivo, sin más traumas ni sufrimientos, donde todos sin excepción salgamos beneficiados, pero se ha de hacer desde la no violencia y desde la desobediencia a decisiones, normas o leyes que no estén respaldadas por la mayoría de la ciudadanía.

Cuando se dan actitudes de resistencia violenta y fuerza impositiva, todo se complica y surgen nuestras divisiones internas, por ejemplo; cuando con nuestra resistencia ante la policía, les insultamos o agredimos, les estamos dando razones a ellos para afirmarse en las ordenes que reciben, cuando en realidad forman parte nuestra y son victimas, al igual que el resto de la ciudadanía, de estas mismas circunstancias, o planes. Por tanto hay que evitar esa división entre nosotros, pues es especialmente importante que también se sumen a la desobediencia. Todas las instituciones que están bajo las ordenes directas de los políticos son quienes más interesa que se sumen a la desobediencia, objetando motivos de consciencia. Gente que ya empiezan a descubrir y comprender la trama oculta a la que indirectamente sirven y empiezan a tener motivos de consciencia para no cumplir ciegamente ciertas ordenes, por esta razón, son precisamente a quienes más les interesa apoyar esta causa común, pero no podemos pretender conseguir su apoyo dándole razones para que cumplan las ordenes que reciben cuando por nuestra parte les respondemos con violencia.

En este video https://www.youtube.com/watch?v=pgNAnsYxyz4&feature=player_embedded  este joven, víctima de la violencia policial, en primer lugar, les invitaba a los policías a sumarse a la causa común que todos defendemos, les dice que está con ellos, que su lucha es también por su bienestar, por sus derechos, por el de sus hijos, etc., y, efectivamente expone argumentos ciertos, incontestables, pero a su vez les insulta por el cumplimiento de sus funciones. Los miembros de los cuerpos de seguridad son ciudadanos qué aunque ahora puede que todavía no les afecte demasiado esta situación, y en cierta medida tengan su salario garantizado, no dejan de estar bajo un sistema que está sometiendo a todos injustamente, por igual e indiscriminadamente, y que a la larga todos seremos afectados en la mima medida, así lo empiezan a ver muchos policías, la inmensa mayoría que en verdad sienten vocación por el servicio a los ciudadanos, y por tanto, no es difícil que vean que todos estamos también por defender sus derechos y su futuro, que tarde o temprano nos afectará a todos, y con toda seguridad al futuro de nuestros hijos, a la totalidad de nuestras generaciones futuras, eso ya se está percibido con claridad, y ni siquiera hace falta reprochárselos, y de hecho estamos viendo manifestaciones en ese sentido. Pero dime: ¿Que se consigue insultándoles, o con violencia, sea del tipo o del grado que sea, aunque te parezca injusto lo que hacen y que seguramente lo es, y te sientas con todo el derecho? Solo descargas tu ira contra las personas menos indicadas, empeoras tu situación, y lo que es más grave : empeoras la situación de todos los demás. Respetemos su trabajo con humildad, pronto o tarde percibirán nuestro clamor como propio y estarán a nuestro lado.

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Les tenemos que decir a nuestro políticos que cualquier decisión importante nos la tienen que consultar. No aceptamos en modo alguno que decidan por nosotros. De momento, en nuestras reivindicaciones, en nuestras pancartas solo ha de figurar esa demanda: Exigir una ley donde se diga que las decisiones importantes se consultarán a la gente con los medios tecnológicos que disponemos, que los son de gran efectividad, seguridad y rapidez, y se aceptarán en mayoría absoluta para que cualquier cosa que se haga sea siempre con un máximo consenso social.

Asumimos la responsabilidad y el riesgo de equivocarnos, pero queremos ser nosotros los que decidamos qué hacer con nuestro país, con nuestro futuro, con nuestros destinos. Nadie debe, ni puede, elegir por cada uno de nosotros, en el legítimo derecho a nuestro libertad de elección, a equivocarnos y aprender de nuestros errores y en su caso a ser artífices de un futuro mejor.
Se invita a toda persona que en el desempeño de sus funciones tanto profesionales, como en el cumplimiento de las obligaciones ciudadanas, a no acatar ninguna orden que venga firmemente rechazada por el clamor de la mayoría social.

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P.D. Tiempo atrás, esta propuesta, por sencilla y factible que se hubiese planteado, hubiese sido del todo inviable, sin embargo, ahora estamos en tiempos de cambio, es el sistema que está cambiando, o nuestro paradigma social, como queráis llamar, y todo nos es favorable para que así ocurra. Lo señores de la oscuridad lo saben, y aunque se saben derrotados no van a renunciar a este goloso pastel que ha sido la humanidad para ellos durante milenios, y van a poner todo su potencial destructivo, de terror y de sufrimiento para que ese cambio no ocurra. Pero el que ocurra es inevitable, la diferencia está en decidir nosotros como va a ser ese cambio, pues que lo sea con mayor o menor virulencia solo depende de cada uno de nosotros. Es comprensible la dificultad en romper moldes, esquemas mentales anclados en el pasado que favorecen los planes de estas entidades, pero también tenemos soluciones sencillas, propuestas asequibles, y en la misma medida que a partir de ahora nuestra resistencia al cambio se puede volver contra nosotros, también se nos proporciona el conocimiento y la actitud idónea para hacer este tránsito con absoluta normalidad y paz. Es muy importante elevar nuestras miras y ver un poco mas allá, pulsar y confiar en las oportunidades que nos traen estos tiempos y cada momento de este tránsito, y pensar, que detrás de todo esto hay Alguien que nos espera con infinito amor. No hay trampas cuando buscamos en nuestro Ser en quien confiar.

1 comentario:

juanmanuel dijo...

¿CÓMO APLICARNOS EN DESOBEDIENCIA?: Solidaricémonos y que se jodan ellos.

Esta gente que nos gobierna en la sombra están acostumbrados y saben manejar cualquier tipo de huelga o manifestación que se tercie, y si es violenta mejor para ellos, por cuanto así se permiten la satisfacción de atizarnos, y en la medida que se incrementa la violencia, se apuntan razones ante la opinión pública más moderada para atizarnos más todavía, y además justificarse los propios policías en sus acciones desproporcionadas. Pero, para lo que no están preparados es para una huelga silenciosa y sostenida en el tiempo que incida en la base y sostén de su sistema, osea, en derredor de nuestras necesidades de consumo, y la necesidad de disponer de un medio para intercambiar nuestros productos de consumo (la necesidad de una moneda para nuestra economía) Si nosotros sabemos actuar en esas dos cuestiones de forma que prescindamos de ellos, están jodidos.

Ahora bien, si nosotros actuamos en esos pilares fundamentales que los sustentan, segándoles la hierba bajos sus pies, esta sociedad, que ahora se está gestionando con aparente libertad, con esta falsidemocracia, y con todos sus medios de persuasión-manipulacion-comunicación en sus manos, dejará de serlo, para pasar a un sistema igualmente totalitario pero por la fuerza, en el que harán lo mismo, pero sin guardar las apariencias de una sociedad libre. Aunque sea más fácil manejar una sociedad engañada que por la fuerza, si no les queda alternativa utilizarán la fuerza.

Pero, para que se pueda aplicar un sistema totalitario por la fuerza, con sus correspondientes invasiones y liquidaciones parciales de población, necesitan de gente que la lleven a cabo, y puesto que ellos no van a pegar ni un tiro, ni se van a poner al frente de ninguna ataque o invasión, sino que estarán todos bien escondidos mientras esas cosas ocurren, darán la orden de liquidarnos entre nosotros y saldrán corriendo a ponerse a buen cubierto. Por tanto, se necesita de una población que sea fácilmente manipulable, fanatizable, o con notables deseos de ambición personal, o en su caso de venganza de lo que sea, y esta condición es cada vez menor entre nosotros, en tanto se está dando este rápido despertar de consciencia que estamos experimentando en nuestra sociedad en los últimos tiempos, y en la humanidad en general, y este despertar es lo que les está complicando sus planes, pero no se está dando todavía en la medida necesaria que sea para nosotros una verdadera garantía de libertad.

Para evitar una autoinvasión es fundamental la desobediencia de nuestros miembros de las fuerzas de defensa y seguridad del estado, no solo por la deuda ante sus congéneres, puesto que somos en realidad quienes les pagamos y es a nuestro servicio que deben estar, sino también por dignidad personal, de no darse a manipular y dejarse lanzar en una calamidad de este tipo contra los suyos o contra si mismos. Aunque se comprende que cuando hay una dependencia profesional de este tipo es complicado desobedecer, y seguramente la élite provocará situaciones de manipulación y engaño, de odio en enfrentamientos internos para motivar a esta conducta. Así que nuestros profesionales de la defensa y seguridad han de estar al tanto de dos cosas importantes a discernir en esas estrategias de división y enfrentamiento en las qué tan bien saben manejarse la élite para fomentar el odio entre nosotros y enfrentarnos entre si, y es, estar prevenidos, ser suspicaces ante acciones de manipulaciones “patrióticas”; atentados de falsa bandera, información manipulada y todo tipo de provocaciones partidistas, religiosas, etc,
(continuar leyendo http://comunidad.terra.es/blogs/economiamundial/archive/2012/08/20/cmoaplicarnosendesobedienciasolidaricmonosyquesejodanellos.aspx