NOS
HUNDEN LA INCOMPETENCIA Y LA MENTIRA
España está en situación límite. Tal y
como desean los grandes centros del poder oligárquico europeo, la subida de los
tipos a los que se coloca nuestra deuda hará imposible su financiación y así se
justificará la intervención global que vienen buscando. El Banco Central
Europeo está haciendo el trabajo sucio desde hace meses, dejando que los
especuladores se ensañen sin hacer nada para evitarlo, pero no se puede decir
que sea el único responsable.
La verdad es que nuestros gobernantes
son igualmente culpables de la situación extrema en la que nos encontramos
porque vienen tomando desde hace meses una serie de medidas erróneas que era
inevitable que nos llevaran al desastre, como hemos ido anticipando con total
precisión los economistas críticos.
Venimos diciendo que permanecer en el
euro sin unión fiscal (auténtica y no solo como un directorio que imponga
disciplina presupuestaria), sin que exista un fondo europeo de rescate de los
bancos (porque su situación patrimonial no puede resolverse con estrategias
nacionales sino con una europea) y sin que el Banco Central Europeo actúe como
un verdadero banco central que financie a los estados a bajo coste y que acabe
con los especuladores para que la crisis de liquidez no se convierta artificial
e innecesariamente en una de solvencia, era y es un suicidio económico, como ya
estamos comprobando.
Hemos dicho por activa y por pasiva que
dedicar miles millones a la banca sin conocer exactamente su auténtica
situación patrimonial no resolvería nada, como seguimos comprobando después de
varias reformas e inyecciones de liquidez.
También advertimos que optar por la
política de fusiones de cajas, que era la estrategia que deseaban los bancos
grandes para quedarse finalmente con su mercado, era una barbaridad que solo
iba a dejar cadáveres muy costosos en el camino y solo más privilegios para
quienes han provocado la situación financiera lamentable en la que nos
encontramos, como también hemos podido comprobar ya.
Hemos demostrado que la experiencia y la
evidencia empírica indican que las políticas de recortes de gasto en fases de
crisis son una aberración que ni sirven para salir de ella ni para financiar
mejor la deuda, como también se ha comprobado ya. Y hemos puesto de manifiesto
que, además de ser tremendamente injustos, los recortes de derechos sociales
son innecesarios (porque hay otras vías para obtener los recursos que se
necesitan) y que crean una situación de emergencia social y de insostenibilidad
que solo va a traer conflictos y perturbaciones ciudadanas muy graves, como
estamos empezando a vivir.
Estamos, pues, donde estamos porque
nuestros gobernantes han sido unos auténticos incompetentes. No tienen un plan
de actuación previsto (como demuestra la improvisación constante), no saben lo
que quieren o deben hacer (como indican las constantes idas y venidas), y no
tienen la más mínima idea del efecto de las medidas que toman, como pone de
manifiesto el que no acierten ni en una sola de sus previsiones.
Pero, además, los gobernantes del PP son
unos mentirosos compulsivos (como Vicenç Navarro, Alberto Garzón y yo hemos
demostrado en nuestro libro Lo que España necesita), unos trileros que se creen
que pueden engañar a los mercados y a las autoridades europeas a base de hacer
las mismas trampas que hacen a su electorado y a todos los españoles. Lo que
naturalmente tiene un efecto desastroso sobre las apuestas especulativas de los
mercados que les ganan constantemente la partida, como muestra el alza acelerada
de la prima de riesgo desde que gobierna Rajoy.
El gobierno del PP no ha sabido defender
los intereses de España en Europa y los ha traicionado al renunciar a
enfrentarse a las imposiciones constantes de sus centros de poder. Sus
dirigentes creyeron estúpidamente que su sola presencia en el Ejecutivo sería
suficiente para dar la vuelta a la situación (“Que caiga España que ya la
levantaremos nosotros”, decía Montoro en 2010) y en lugar de sincerarse con la
ciudadanía se dedican a justificar su estrepitoso fracaso con el recurso a la
herencia de Zapatero, un discurso que ya es sencillamente infame cuando día a
día se comprueba que los ayuntamientos o comunidades autónomas en peor
situación son las que el PP ha gobernado.
No pasa un día sin que nos llevemos un
sobresalto o contemplemos una señal más de su incompetencia: ayer, la prima de
riesgo volvía a desbocarse (como Vicenç Navarro y yo habíamos advertido que iba
a suceder después del rescate bancario de junio, que Rajoy y el Rey decían que
arreglaba nuestro problema financiero). Y el mismo Ministro de Economía que
está constantemente actuando para ganarse la confianza de los mercados
denunciaba ayer su “irracionalidad”, como si fuera un extremista antisistema
cualquiera.
Hay que exigir que no sigan mintiendo
más. Es imprescindible poner fin al engaño electoral y a la incompetencia que
nos lleva al desastre. España debe y puede hacerse fuerte. En ninguna ley
natural está escrito que el destino de nuestro pueblo tenga que ser el
doblegarse a las imposiciones de poderes financieros extranjeros o soportar en
silencio los destrozos de un gobierno que traiciona los intereses nacionales.
Como también venimos demostrando los economistas alternativos, los técnicos de
Hacienda, los movimientos y organizaciones sociales…, hay medidas de otro tipo
y un horizonte diferente que nos permite resolver de otro modo nuestros
problemas económicos, aunque es cierto que para ponerlos en marcha se necesita
voluntad política y más fuerza social, solo posibles en una verdadera
democracia, que es lo que nos falta.
Renunciando a ser libres (como ha
reconocido Rajoy en el Congreso) y gobernando en contra de las preferencias de
la mayoría de la población, en contra de lo prometido en su programa electoral
y a base de decretos, el PP ha suspendido de facto la democracia en España. Y
los españoles demócratas de todas las sensibilidades y tendencias tenemos el
derecho y la obligación de recuperarla, por dignidad y para evitar la ruina que
produce tanta mentira e incompetencia.
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