EN FAVOR DEL NASCITURUS. MARISA XANDRI


EN FAVOR DEL NASCITURUS

Ni la prima de riesgo ni el déficit público van a obstaculizar la reforma de la ley del aborto. Tras el  anuncio del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, de que la malformación del feto ya no será un supuesto para interrumpir el embarazo, el Partido Popular da un paso de gigante en el reconocimiento de la dignidad de toda persona humana, independientemente de que tenga alguna minusvalía.


Me sumo a las palabras del ministro en las que textualmente decía: «Creo que el mismo nivel de protección que se da a un concebido sin ningún tipo de malformación debe darse a aquel del que se constate que carece de alguna de las capacidades que tienen el resto de los concebidos». 

Podemos empezar a hablar ya de un auténtico progreso, a pesar de que desde los sectores más rancios de la izquierda hayan tachado al señor Gallardón de conservador y retrógrado. Qué incoherencia la de los falsos «progres», que ven en esta reforma un paso atrás argumentando un recorte en la hipócrita libertad de la mujer.

¿Cuántos se han quedado por el camino por el hecho de estar conviviendo con una legislación éticamente incomprensible? La realidad y el sentido común son aplastantes: esta reforma supone una ampliación de derechos fundamentales y esto, señoras y señores, es verdadero progreso.

La finalidad de esta reforma es tan simple como evidente: proteger a los más indefensos de nuestra sociedad, abogar por la igualdad de los derechos de toda persona y poner fin a la muerte de inocentes que, por mucho que algunos se empeñen en negar, posee la misma dignidad que la de cualquier persona adulta.

La sociedad del siglo XXI, la nuestra, es una sociedad que presume precisamente de avances e innovaciones constantes. De hecho, queremos ser tan pioneros en todo que contamos incluso con una declaración Universal de los Derechos de los Animales, en la que se subraya la igualdad de todo ser animal y el reconocimiento como crimen de la muerte innecesaria de alguno de estos seres vivos.  Con todo mi respeto hacia los animales, ¿no hemos perdido un poco el norte cada vez que luchamos por sus vidas y nos cargamos a los humanos?

Realmente inexplicable.
Asimismo, sorprenden declaraciones de entidades como la del Instituto Canario de Igualdad, que considera que esta reforma legislativa supondrá un grave riesgo para la salud de la mujer. Pero en realidad, no ven que el verdadero peligro para la mujer es el de matar a su propio hijo, que por supuesto, y demostrado está, tiene graves consecuencias psicológicas, con daños irreparables. Con un discurso más o menos parecido al de esta institución canaria, el PSOE ha querido añadir que esta reforma es un ataque contra la mujer y un incremento de la desigualdad social. ¿Existe mayor desigualdad social que matar a un ser humano indefenso con los mismos derechos que cualquiera de nosotros por el mero hecho de tener una malformación?

Contrariamente a los partidarios de la cultura de la muerte, somos muchos los que aplaudimos esta heroica reforma. Destacar a la Federación Down España que ha celebrado esta decisión al igual que otros colectivos como el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) o Derecho a Vivir (DAV), que consideran este nuevo planteamiento como «un progreso histórico para la protección de la dignidad humana en cuanto a que la malformación del feto vaya a dejar de ser un supuesto para abortar». La decisión valiente de Gallardón es el punto de partida de una sociedad más justa que debe dedicar el máximo de sus esfuerzos a proteger los derechos del «nasciturus» y de la misma forma, los que pueden padecer alguna anomalía o discapacidad.


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