AHORA
EN SI ETA.
Va a ser muy difícil que las próximas
elecciones autonómicas en el País Vasco no consagren la hegemonía del
nacionalismo y el retroceso de las formaciones políticas constitucionalistas. Y
con ello, el distanciamiento y la animadversión hacia España.
Como tantas otras veces, el Partido
Nacionalista Vasco tendrá el poder real de decisión. Su candidato, Íñigo
Urkullu, será lehendakari si este partido logra la mayoría relativa, bien
eligiendo apoyarse en la coalición proetarra o con el respaldo del PSOE. A día de
hoy la opción más clara es la primera: el triunfo del proyecto común del
nacionalismo. El final provisional del terrorismo ha producido un efecto
paradójico: los nacionalistas moderados se sienten más libres para defender
ahora su programa máximo, es decir, la independencia.
El mismo Urkullu ya ha puesto fecha,
2015, para conseguir un nuevo estatus para su tierra -con el lema Euskadi,
nación europea-, una relación nueva con España. A ello le empuja no sólo su
ideología, sino la propia competencia que le hace Bildu en el campo del
nacionalismo. La disputa le llevará a radicalizarse. Otra opción posible es que
los batasunos, que han presentado ya a una candidata con apariencia de
normalidad -sus ideas son las de siempre-, superen al PNV en las urnas obligando
a este partido a auparla a Ajurianea con su concurso y coalición o, de lo
contrario, a aliarse con un PSOE derrotado y en caída libre.
Es un caso singular. La derrota policial
y judicial de ETA no va a ser rentabilizada por sus enemigos -y víctimas-
socialistas y populares, sino por sus cómplices reconvertidos y sus compañeros
de viaje a las tinieblas. No es descabellado pensar que habiendo España
vencido, con gran sacrificio y sufrimiento, a la banda terrorista más
sanguinaria y anacrónica de Europa, va a resultar la democracia española la
gran damnificada. Hemos visto ya asesores municipales que amenazan con pistolas
a vascos españolistas, quizás tengamos que ver también a asesores autonómicos
en la misma actitud. Incluso a consejeros del Gobierno.
Esto quizás ocurra a causa de una verdad
que en la lucha perentoria y prioritaria contra ETA nunca hemos querido
reconocer: que si esta organización ha durado tanto y ha condicionado tanto
nuestras vidas es porque no se reducía a un grupo de fanáticos criminales y sus
familiares, sino que ha crecido en un entorno social favorable. Un entorno más
numeroso de lo que queríamos creer y en una situación de podredumbre moral más
extendida de lo que queríamos admitir. Muchos miles de vascos han sido educados
en el odio a España y en la comprensión hacia los asesinos que llevaban ese
odio al paroxismo. Y les pueden hacer ganar las elecciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario