BIENVENIDOS
AL INFIERNO
Ayer comenzó oficialmente el infierno.
Hasta ahora ha habido tanteos, preparativos, disposiciones meticulosas,
amenazas y apercibimientos. La ominosa subida del IVA, que va a desvalijar los
ya tristes y desolados bolsillos y va a arruinar definitivamente a industrias
como la cultura, ha abierto el camino hacia la auténtica desazón. En los meses
pasados, salvo para los millones de desempleados que han salido despedidos a la
cuneta de la humillación, nos habíamos movido en el plano de las teorías y los
anuncios. Ya no.
El IVA muerde con la misma fiereza con que muerde el sobrepago
sanitario y con idéntica falta de humanidad con que ayer fueron suprimidas las
910.000 tarjetas sanitarias que aseguraban la asistencia médica a otros tantos
inmigrantes irregulares. Bienvenidos pues a la larga y estremecedora estación
del infierno: al impago de las extras a los funcionarios, a la suspensión del
subsidio de 400 euros para el 80% de los jóvenes desempleados y al agotamiento
de las ayudas y los ahorros familiares. Han acabado los titubeos y los
pronósticos. También se ha agotado el crédito del Gobierno, incapaz de
recuperar el crecimiento, resignado a una larga recesión y centrado en el
rescate de los bancos mientras precipita, medida tras medida, el bienestar
social con una sobrecogedora indiferencia.
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