¿RESCATE
O CRIMEN ECONÓMICO?
Desde hace más de tres años, las
autoridades europeas, y detrás de ellas las de los diversos países, están
tomando une medidas de ajuste severo con la justificación de que son
imprescindibles para salir de la crisis. Per sus efectos, lejos de ser los que
predican quienes las proponen y llevan cabo, son justamente los contrarios. Es
una evidencia clamorosa que la situación de países como Irlanda, Portugal o
Grecia, que han sido “rescatados” es mucho peor que entonces. Y ninguna de las economías en donde se han
aplicado las medidas de austeridad y ajuste para salir de la crisis, han salido
de ella. La mayoría, incluso han vuelto a entrar en recesión y su población
vive ahora peor que antes, con menos ingresos directos, con servicios públicos
más deteriorados y con peores expectativas vitales a medio y largo plazo.
En la Unión Europea ya en 2009 había 30
millones más de personas en riesgo de pobreza (115 millones) que en 2007 (85
millones), una cifra que sin duda ha aumentado desde entonces. Ya hay un niño
de cada tres en situación de pobreza y un 41 por ciento de las familias ha
recortado las compras de alimentos y han visto reducidas las ayudas básicas que
reciben de los gobiernos. Lejos de mejorar el empleo, como se decía que iba a
ocurrir, Europa registra cifras record de paro y también se incrementa la
desigualdad. Incluso la prima de riesgo que tanto preocupa a los mercados es
ahora más alta que nunca en los países que con más disciplina han aplicado las
políticas de austeridad. Y, por supuesto en ninguno de ellos ha vuelto a fluir
el crédito a pesar de las ayudas constantes a los bancos.
Los llamados rescates no han sido sino
el salvamento de sus propietarios con dinero público al que se ha dedicado,
como poco y sin contar las ayudas opacas, entre 1,2 y 1,5 billones de euros.
La Corte Penal Internacional definió el
crimen contra la humanidad como “cualquier acto inhumano que cause graves
sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre,
cometido como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una
población civil”. Digámoslo, entonces, bien claro: lo que están haciendo las
autoridades europeas es un crimen económico contra la humanidad y hay que
empezar a pedirles cuenta por ello.
PUBLICADO EN PÚBLICO
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