IRAK-GUERRA. LOS MIEMBROS DE LA CÍA NO TEMEN LAS ARMAS PROHIBIDAS DE SADAM. ALFONSO BAULUZ


LOS MIEMBROS DE LA CÍA NO TEMEN LAS ARMAS PROHIBIDAS DE SADAM

Al sureste de Bagdad, 4 abr (EFE).- Los miembros de la Agencia Central de Información (CIA) de Estados Unidos que acompañan a la I Fuerza Expedicionaria de Marines con joviales aires de superioridad no parecen supeditados a las convenciones militares.

A bordo de vehículos todoterreno, de diferentes clases, marcas y colores, viajan con la columna que avanza desde el sur de Irak para cerrar por el este el cerco de la capital.  Vestidos con ropas de civiles y cargados con toda clase de armamento, de precisión y alto poder ofensivo, que exhiben y acarician con displicencia cuando circulan entre los convoyes de los marines, no parecen temer al uso de las armas prohibidas por parte de Sadam Husein, o al menos eso pretenden hacer creer a cualquiera que los observa.


Con el corte de pelo a la moda, no militar por supuesto, viajan desprovistos de los reglamentarios chalecos antibalas que los marines están obligados a llevar en todo momento, salvo para asearse y dormir (a veces, ni eso).  Tampoco adornan su vestimenta con los equipos NBQ (Nuclear, Biólogico y Químico), no portan las máscaras antigás, ni visten la guerrera y el pantalón especiales de los que han sido provistos todos los militares norteamericanos desplegados durante la invasión de Irak, así como los periodistas.

El caso es que no se recatan en mirar por encima del hombro, o del todoterreno, a los marines que cargan pesados equipamientos y calurosas vestimentas, poco aconsejables para cruzar el desierto.

Desde la anterior guerra en Irak, los miembros de la CIA han vuelto a participar abiertamente en los despliegues militares estadounidenses.  Sus misiones son secretas, pero cuentan con un sofisticado equipamiento que les permite tanto desarrollar asaltos nocturnos como operaciones de búsqueda y captura de altos mandos del régimen iraquí.
Igualmente han tenido como misiones, al menos en Afganistán, la localización de objetivos y la señalización de rutas vitales para destruir las comunicaciones y los aprovisionamientos de los enemigos.

Se les supone también responsables de los interrogatorios a los prisioneros iraquíes de mayor rango o nivel informativo, y con ellos no ha sido asignado ninguno de los centenares de periodistas que van con las fuerzas de ocupación británico-estadounidenses.

La "informalidad" de su atuendo no llama mucho la atención de los marines, alguno de los cuales atribuye a su "valor" el hecho de que viajen sin adoptar las mismas medidas de seguridad ni auto-protección frente al riesgo del uso de armas prohibidas.

Información sobre sus actividades no se proporciona ninguna hasta que no han finalizado, como la operación de rescate de la soldado Jesica Lynch de un hospital iraquí cerca de Nasiriya, en la que también participaron los efectivos de la CIA.

Es posible que la CIA esté en el origen de los rumores que circulan sobre la muerte de Uday, uno de los hijos de Sadam Husein, y sobre la incógnita del paradero del propio gobernante iraquí. EFE alf/ah/jmc 

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