LOS MIEMBROS DE LA CÍA
NO TEMEN LAS ARMAS PROHIBIDAS DE SADAM
Al sureste
de Bagdad, 4 abr (EFE).- Los miembros de la Agencia Central de Información
(CIA) de Estados Unidos que acompañan a la I Fuerza Expedicionaria de Marines
con joviales aires de superioridad no parecen supeditados a las convenciones
militares.
A bordo de
vehículos todoterreno, de diferentes clases, marcas y colores, viajan con la
columna que avanza desde el sur de Irak para cerrar por el este el cerco de la
capital. Vestidos con ropas de civiles y
cargados con toda clase de armamento, de precisión y alto poder ofensivo, que
exhiben y acarician con displicencia cuando circulan entre los convoyes de los
marines, no parecen temer al uso de las armas prohibidas por parte de Sadam
Husein, o al menos eso pretenden hacer creer a cualquiera que los observa.
Con el corte
de pelo a la moda, no militar por supuesto, viajan desprovistos de los
reglamentarios chalecos antibalas que los marines están obligados a llevar en
todo momento, salvo para asearse y dormir (a veces, ni eso). Tampoco adornan su vestimenta con los equipos
NBQ (Nuclear, Biólogico y Químico), no portan las máscaras antigás, ni visten
la guerrera y el pantalón especiales de los que han sido provistos todos los
militares norteamericanos desplegados durante la invasión de Irak, así como los
periodistas.
El caso es
que no se recatan en mirar por encima del hombro, o del todoterreno, a los
marines que cargan pesados equipamientos y calurosas vestimentas, poco
aconsejables para cruzar el desierto.
Desde la
anterior guerra en Irak, los miembros de la CIA han vuelto a participar
abiertamente en los despliegues militares estadounidenses. Sus misiones son secretas, pero cuentan con
un sofisticado equipamiento que les permite tanto desarrollar asaltos nocturnos
como operaciones de búsqueda y captura de altos mandos del régimen iraquí.
Igualmente
han tenido como misiones, al menos en Afganistán, la localización de objetivos
y la señalización de rutas vitales para destruir las comunicaciones y los
aprovisionamientos de los enemigos.
Se les
supone también responsables de los interrogatorios a los prisioneros iraquíes
de mayor rango o nivel informativo, y con ellos no ha sido asignado ninguno de
los centenares de periodistas que van con las fuerzas de ocupación
británico-estadounidenses.
La
"informalidad" de su atuendo no llama mucho la atención de los
marines, alguno de los cuales atribuye a su "valor" el hecho de que
viajen sin adoptar las mismas medidas de seguridad ni auto-protección frente al
riesgo del uso de armas prohibidas.
Información
sobre sus actividades no se proporciona ninguna hasta que no han finalizado,
como la operación de rescate de la soldado Jesica Lynch de un hospital iraquí
cerca de Nasiriya, en la que también participaron los efectivos de la CIA.
Es posible
que la CIA esté en el origen de los rumores que circulan sobre la muerte de
Uday, uno de los hijos de Sadam Husein, y sobre la incógnita del paradero del
propio gobernante iraquí. EFE alf/ah/jmc
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