BANQUEROS
CONTRA LA JUSTICIA Y LA DEMOCRACIA
Los Bancos españoles vienen cometiendo
desde hace años estafas que han arruinado a millones de personas. Lo han hecho
directamente, sometiéndolas en las sucursales bancarias a todo tipo de engaños
y trampas, e indirectamente, imponiendo a todos un modelo económico basado en
el endeudamiento creciente que lleva consigo pérdida de ingresos, empleo cada
vez más escaso y precario y hasta la ruina del Estado si no se le pone freno
pronto. Pero las autoridades no les piden cuentas. La relación de las malas
prácticas y los engaños es amplísima y no es fácil determinar cuál es el más
grande, por las personas a las que afecta y por el daño económico que ha
provocado. Pero ahora que las más graves han salido ya a la superficie
comprobamos que son mucho peores que lo que pudiera pensarse.
Son gigantescas la estafa de las
participaciones preferentes y la de las cláusulas suelo, ésta última producida
bajo diferentes formas. Entre ambas pueden haber afectado, según las organizaciones
de usuarios más solventes, a dos millones de españoles. Es más difícil de
calcular aún el quebranto económico provocado. Parece que los Bancos españoles
colocaron 30.000 millones de euros en preferentes entre 1999 y 2011 y que los
titulares pueden haber perdido, en muchos casos, hasta el 90% del valor
suscrito. Y menos se sabe del coste exacto que ha podido suponer para los
afectados la estafa consistente en colocar productos financieros muy
arriesgados para los hipotecados (swap) como si fueran seguros favorables para
ellos, aunque podemos hacernos una idea de su magnitud y gravedad si tenemos en
cuenta que el número de sentencias condenatorias de los Bancos pueden pasar ya
de 600.
Sin embargo, a pesar de que estas dos
estafas son multimillonarias, se quedarían casi en nada frente a la que
conlleva el premio gordo para la banca: la manipulación del euríbor que, como
casi todo el mundo sabe, es el índice que en España se toma como referencia
para calcular el tipo de interés de las hipotecas.
Ya se ha descubierto que el Líbor, es
decir, el que se utiliza en el Reino Unido, ha sido manipulado a su favor por
los Bancos, la mayoría de los cuales son los que tienen que ver con el euríbor.
Y las sospechas de que éste también lo ha sido son mucho más que consistentes,
como está demostrando el abogado Juan Moreno y varios grupos de ciudadanos que
han conenzado a presentar reclamaciones y denuncias en los juzgados españoles
(Moreno Yagüe: “El Euribor es una monumental estafa”). Si se confirma,
estaríamos hablando de cientos de miles de millones de euros que han ido
indebidamente del bolsillo de los hipotecados a la cartera de los banqueros.
Y detrás de estas grandes estafas vienen
otras de menor escala, pero igualmente costosas para los clientes.
He hecho una consulta rápida en algunas
asociaciones, foros y denuncias públicas y no me ha sido difícil descubrir este
rosario de engaños al menudeo, pero que en conjunto deben haber supuesto
cientos de millones de beneficios extraordinarios a los Bancos. Relaciono a
continuación los que aparecen más habitualmente.
- Cobros indebidos y fraudulentos por
razones varias:
-Por “comisión de descubierto” en
cuentas en la que no se han autorizado descubiertos.
-Por retraso en la firma de pólizas
cuando no es causado por el cliente, sino por la entidad.
-Por cuentas que se creían canceladas y
que por error u olvido no se cancelaron en su momento sin que las entidades
avisaran de ello.
-Por emisión del cheque destinado a la
cancelación el préstamo en las subrogaciones en la hipoteca, cuando es una
actuación obligada y no un servicio prestado por el Banco.
-Por gastos de reclamación por un solo
concepto pero en diversas ocasiones y en el mismo periodo.
-Por los descubiertos producidos por el
uso ilegítimo de tarjetas de débito o crédito.
-Por descubierto a personas físicas que
exceden de 2,5 veces el interés legal del dinero, para lo cual a veces las
presentan como gastos de reclamación.
-Inclusión en los contratos de hipotecas
de una clausula que permite a los Bancos vender los pisos hipotecados en
subasta notarial si se produce el impago.
-Utilización del indebido concepto de
“cargos varios” para aplicar comisiones cobradas conjuntamente por uno o varios
conceptos.
-Prohibición o incluso cobro en
ocasiones por cancelación de cuentas en sucursal distinta a la de su apertura.
-”Colocación” por los directores de
sucursales de inversiones, sin explicar su verdadera naturaleza ni informar
debidamente del riesgo que conllevan.
-Limitación de los horarios y fechas
para efectuar pagos de recibos por ventanilla.
-Girar sucesivamente recibos inatendidos
por el cliente para generar gastos múltiples de reclamación por la misma deuda.
-Exigir nuevas tasaciones de los
inmuebles, cuando ya han sido tasados por otra entidad, alegando que no son
tasaciones homologadas, para que la empresa de tasación del Banco vuelva a
cobrar a los clientes.
-Requerir el pago de los préstamos
vencidos sin respetar la confidencialidad, enviando comunicaciones abiertas,
faxes a lugares de trabajo u otros donde se hace pública la situación de los
clientes afectados para presionarlos, o incluso comunicándolo a terceras
personas.
-Negativa a hacerse cargo de los
importes sustraídos por uso fraudulento de tarjetas bancarias, aduciendo para
ello razones inapropiadas o simplemente aprovechándose de la ignorancia de los
clientes.
-Incluir a los deudores directamente en
las listas de morosos sin presentar previamente la debida reclamación.
-Ocultación de la documentación relativa
a las operaciones bancarias a petición de los clientes, argumentando que son
estos los que deben conservarlas.
-Embargo, sin respetar las limitaciones
establecidas por la ley, de saldos en cuentas que sirven habitualmente para el
abono de sueldos, salarios o pensiones.
-Envío de tarjetas de crédito que no han
sido solicitadas por los clientes y reclamación de comisiones de emisión,
renovación o mantenimiento si los clientes tratan de recharzalas.
-Realización de anotaciones en cuenta
sin el consentimiento de su titular o sin disponer una autorización genérica
para el adeudo.
-Negativa de las entidades a pagar
recibos de hipotecas o tarjetas de crédito cuando las cuentas están al
descubierto, una forma indebida de presión para que los clientes se pongan al
día y regularicen la cuenta.
-Hacer cargar a los clientes con gastos
de correo excesivos, por ejemplo, cargando tantos como documentos vayan en el
envío, o haciendo que los pague íntegramente el cliente cuando se acompaña
información de la que se beneficia el Banco.
-Sustitución de las hojas de
reclamaciones oficiales por otras sin sello ni validez.
-Modificación sin el consentimiento de
los clientes de condiciones de contrato relativos, sobre todo, a tarjetas o
mantenimiento de cuentas.
-Sustracción de dinero de cuentas con
varias personas titulares por deudas de una de ellas.
-Ignorar órdenes de clientes.
-Reintegrar al portador sin comprobar su
identidad, o permitir que personas no autorizadas puedan ordenar operaciones
que afectan a un tercero.
-Redondeo al alza de los tipos de
interés.
No digo que todos los Bancos hayan
cometido este tipo de engaños, ni con todos sus clientes. Es simplemente una
escueta relación de los que han sufrido muchos miles de españoles. No en una o
dos ocasiones, sino también en miles de ellas. Tampoco digo que todas se hayan
quedado sin castigo o que no se haya resarcido nunca a los clientes afectados.
Pero sí creo que se puede afirmar que cuando todo esto ha sido tan
generalizado, cuando la estafa, el engaño y las malas prácticas bancarias se han
extendido tanto y han producido daños a tantísimas personas, lo lógico en un
país mínimamente democrático hubiera sido que las instituciones se hubieran
levantado y hubieran tratado de actuar, sin obligar a que la defensa ante esa
pandemia de abusos fuese una pura acción individual.
En lugar de eso, las autoridades han
llamado a los banqueros a sus despachos, les han reído la gracia y se han
puesto a aplicar con la mayor diligencia las medidas que les reclamaban,
hundiendo así mucho más a nuestra economía y arruinando a más personas. Han
creado y consentido un régimen de auténtica impunidad para los banqueros, que
es totalmente incompatible con la democracia, con la justicia y con la
eficiencia económica que se necesita para salir de la crisis.
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